HISTORIA DE UN 47

A lo largo de la búsqueda de carretes para mi colección, me he encontró con muchas historias, carretes del abuelo, carretes a precio de oro, tirados, algunos que siempre los buscan pero nunca los encuentran, incluso un miércoles quedo con un señor para hablar el lunes, me iba a buscar unos carretes que tenia en el almacén, cuando llamo para hablar con el me dice la mujer que el sábado lo enteraron, bueno supongo que a todos vosotros también os han pasado historias.

Pero esta historia es mucha historia para Agosto del 2.008, cuando me la contaba el marroquí no me la creía, pero si me la creí al ver todo el día a sus tres hijos pescado.

Un marroquí con tres hijos de unos 9 a 12 años, y su mujer, viven el la playa de El Pozuelo (Granada), playa que le hice estas fotos al carrete protagonista.

Este carrete durante varios meses a sido el sustento de alimento sólido, sólido en el buen sentido de la palabra, en el sentido de que era lo que les proporcionaba pescado para hacer la comida, ya que se encontraba sin trabajo en los invernaderos, y la única cosa que tenían para darle gusto y complementar la comida era pescado, pescado por ellos mismos, los chicos estaban todo el día en la playa, se turnaban entre ellos, con pan duro y la mitad de una caña de los moros de color azul, nunca mejor dicho, y el carrete Sagarra 47 al frente, todos los días se llevaban sus siete o diez piezas de lisas, salemas, bogas y alguna herrerilla, pero cada día tenían el plato, es una historia para nuestra época muy triste pero es cierta.

Las cosas de la vida, nunca quería ir a esa playa por que hay muchos marroquíes, y tenemos que estar con las licencias de pesca en la boca, es raro que no pase la civil pidiéndolas, pero ese sábado tocaba encontrar el 47.

Le pregunte por el carrete a los niños y me dijeron que luego venia el padre, seguimos nuestra jornada de pesca y por cierto con poca suerte en las capturas, al atardecer después de bastantes horas pescando apareció el marroquí, al contarme esta historia no me atreví a pedirles el Sagarra, cuando termine la jornada de pesca volví con mi familia a casa y sin el 47, estuve toda la semana pensando en lo ocurrido y comiéndome el coco, comida de coco importante por que vasta que sepas donde hay un Sagarra para preparar una estrategia para conseguirlo, a quien no le a pasado me entendéis, y si el carrete tiene una historia que conoces aun lo quieres mas.

Al siguiente Sábado con mi estrategia preparada, como todos los Sábados volvimos a pescar con mi hijo a la playa de El Pozuelo, como siempre hay estaban los niños del marroquí con la media caña y el 47 flamante, chorreando de agua, ya que los niños están cansados de pescar y en Agosto lo mas agradable es ponerse a jugar en el agua y con la caña en las manos, les pregunte donde vivían para ir a hablar con su padre, me dijeron en la casa donde vivían y fui, lo encontré en la casa sentado en un tipo de alfombra o manta, como ellos se sientan en el suelo con un montón de marroquíes mas, cuando me vio se puso muy contento y me invito a tomar algo caliente como te o parecido, me dijo que sabia que volvería a buscar el carrete y que no le ofrecería dinero, pero si cambiárselo por otro carrete, como podéis imaginar me quede parado al adivinarme la estrategia que tenia preparada, yo como todos los coleccionistas tengo siempre una bolsa preparada con carretes que me regalan o he comprado únicamente para cambiarlos por Sagarra, en este caso tenia cuatro carretes, usados pero buenos, el marroquí se los miro y le gusto un Daiwa 6000, final mente hicimos el cambio.

Aun sabiendo que lo compraron en el mercadillo de antigüedades de Nerja por 10 euros lo quería, he dedicado estas fotos todo limpio pero mojado al Señor 47 protagonista de esta historia, se que no es una historia para escribir un libro, pero sigue constatando que el cariño y aprecio que les tenemos, no hay ni tiempo ni pez que pueda con un Sagarra mirando al mar, un saludo lau